
Hay un cíclope en cada esquina del
barrio. Vigilan, y hasta creen saber
de qué lado cayó la moneda
de bronce. Cara o seca, no es fácil
adivinarlo, por otro lado.
Pero ellos siguen, con ese ojo
abierto de par en par. Es que no
hay modo de no sentirse igual:
paranoia; es decir: un signo
que se multiplica como el pan
del Nazareno. Está en todos
lados: en la cama, en la pared,
en la suela del zapato, y en
los botones de la felicidad.
barrio. Vigilan, y hasta creen saber
de qué lado cayó la moneda
de bronce. Cara o seca, no es fácil
adivinarlo, por otro lado.
Pero ellos siguen, con ese ojo
abierto de par en par. Es que no
hay modo de no sentirse igual:
paranoia; es decir: un signo
que se multiplica como el pan
del Nazareno. Está en todos
lados: en la cama, en la pared,
en la suela del zapato, y en
los botones de la felicidad.
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