miércoles, 9 de junio de 2010



3
No se sabe quien:
puede que sea la mujer,
o no: un hombre, su esposo,
o quién sabe, alguien,
simplemente alguien:
mete la mano dentro
de la bolsa. Aplasta.
Cierra la bolsa.
Hace un nudo.

De modo que la basura
toda la basura que está
dentro de la bolsa,
como efecto de la presión,
se comprime, indiferenciándose,
como si fuera la muchedumbre
la chusma procaz que supo
inundar la plaza pública.


En fin, decíamos:
la basura, la basura que
vive dentro de la bolsa,
como efecto de la presión
logra formar un solo cuerpo.
Y así, el papel, que sigue ahí,
arrugado, entre la yerba
y el jugo del durazno,
el papel, decíamos,
que está escrito con tinta azul,
ese papel, pierde otra palabra:

olvido.

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