lunes, 7 de diciembre de 2009

Costumbre.

No se sabe qué tipo de costumbre es:
ella viene corriendo,
alegre. Seguro que no del todo, aunque se ría.
Y entrega.
Y deja.
Y se hace.
Ella viene corriendo.
Por la vereda.
Escondiéndose de autos y de mafiosos,
de vírgenes marías
- que por alguna miseria,
siempre están mirando-
de caños de escape
de tendones,
descuartizados tendones,
de prejuicios,
de novios,
se esconde de novios
y de prejuicios, sí,
y de arañas peludas.
No se sabe qué tipo de costumbre es,
eso es bien claro.
Por ejemplo, él:
¿qué es lo que hace?
De pronto, parece un chico,
grita como si nada importara,
o finge sufrir
o cuenta las hileras de los pasillos,
o silba una tonada,
o se deja llevar por el río,
corriente abajo,
hacia el remolino
el ojo del remolino
ese ojo, que está ahí
esperando tragárselo.

1 comentario:

  1. ¡Qué bello poema, tierno, musical y niño!
    un beso
    Ilda
    -----

    ResponderEliminar