lunes, 31 de agosto de 2009

Fundar garantías.


El suelo en el que nos paramos esta contaminado de lodo, se mueve, nos hace vernos como unos verdaderos idiotas que practicamos el luto enfermizo de la certeza. Es que no nos queda otra más que suponer que cualquiera, en algún lado - no se sabe bien quién o qué - pero cualquiera puede firmar una garantía que nos libre del examen cotidiano de la duda. De este modo, si afinamos la puntería un poco, veremos a Nietzsche sentado en un café, el 30 de septiembre de 1888, escribiendo, en un cuaderno, su Ley en contra del cristianismo.


Los dioses viven lejos. Además, están en la suya: divertidos o aburridos, pero en otra. Y a veces queremos traerlos de vuelta, acercarlos a nuestro mundo. Pero ellos, sobre todo ellos, los dioses: que conocen el fracaso, y que hace siglos ya no saben cómo hacer para soportarse mutuamente, ellos: no quieren saber nada. Es que: ¿cómo se puede vivir así, con el peso profundo y misterioso de tener un garante eterno sobre la cabeza? No, no es posible. O de ultima se puede hacer como hacen los superhéroes en las películas: creen ciegamente en sus poderes, sin pensar un minuto, tan solo un minuto, en la posibilidad cierta de su inutilidad. O sea, seamos sinceros: imaginemos, por un rato, a batman o al dr. manhatan o a rorschar, en fin: a cualquiera, imaginemos, por un solo minuto, a cualquiera de esos superhéroes sin la garantía de sus poderes, ¿qué pasaría? Es probable que en un rapto repentino de inesperada franqueza, agarraran una pistola, se la pondrían en la sien, y así, sin más: tirarían del gatillo, con temor y esperanza.

2 comentarios:

  1. Hola, bienvenido a la blogósfera!Me alegra que hayas iniciado el intercambio, vamos armando la red. Me gustan mucho las voces que vienen narrando. Me gustaron mucho los paréntesis y las preguntas del post anterior a este. Me sumo a los seguidores.
    Saludos!

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  2. Gracias Paloma. Ahora estoy en la blogosfera! Que emocion!

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