lunes, 5 de octubre de 2009

juanpe


El milagro, eso. Y la risa liviana
que imita un trino desangelado,
se deja sentir en el cuarto:
impostura sagrada de lo vivo.

Es decir: un milagro, no sé de qué.
Pero se trata de eso: verlo moverse,
saludarnos, repetir nuestra angustia
y salpicar con su olor cada ventana.

Los conejos aparecen por el agujero,
de dos en dos, son cientos, miles,
y se desparraman por el patio:

inquietos, saltan, buscan, silban.
Y si: el milagro. Ese milagro:
ver aparece, alegre, a un hombrecito.

2 comentarios:

  1. Es bello, tierno y sutil tu juanpe...
    Cariños
    Ilda

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  2. Tierno, sensible: extremada y maravillosamente- e inquieto como los conejos... Juan Pe es un milagro... Los hijos, si pueden ser vistos, reconocidos y escuchados, indefectiblemente son milagros: nuestros milagros!!!

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